Lo Imprevisto

Recorrer Lo imprevisto es una invitación a sumergirse en el terreno de lo ambiguo, dejar de lado las certezas y abandonarse a fluir en los deslindes. Las obras de Nadia Gurevich trascienden los formatos tradicionales. En ese pasaje, el dibujo deviene objeto, escultura, parte del espacio.

Sus trazos sutiles, algunos casi imperceptibles, nos impulsan a detenernos, a pausar ese ritmo frenético en el que estamos inmersos para percibir aquellos detalles que se ocultan a primera vista. En sus imágenes, su mundo interno dialoga con el afuera más cercano, su propio hogar. Y, entonces, se escuchan los susurros de la imagen y se siente el placer de perderse en lugares desconocidos.

El azar se mezcla con la búsqueda consciente: papeles arrugados que denotan el paso del tiempo, manchas de humedad convertidas en paisajes infinitos, incluso caracoles que colaboran en la creación de sus Diálogos con la intemperie. Cada marca cuenta una historia.

También en sus pequeñas esculturas, construye otras realidades con los restos de lo que fue. Recoge los fragmentos y los configura minuciosamente en piezas que parecen de una fragilidad extrema. Al observarlas se percibe que son fruto de un largo proceso de elaboración. Ensayo y error: empezar una vez, otra vez y otra más. El resultado, universos que podrían caber en una mano.

A partir de la acción de transformar los desechos de lo cotidiano y resignificarlos, Gurevich nos invita a reflexionar sobre cómo reinventarnos desde lo que se considera error y de aquello que se hizo trizas. Lo imprevisto nos convoca a convivir con el deterioro inevitable de todo lo que nos rodea y nos pone frente a frente con nuestra propia finitud.


Elizabeth Cambriglia